Leyenda indudable del cine mexicano, Emilio el “Indio” Férnandez, nació hace 105 años, y ha trabajado con íconos del séptimo arte, convirtiéndolo en todo una joya de la época de oro.
Si quieres hablar del cine mexicano, solo basta con nombrar al Indio Fernández, que tiene una amplia trayectoria cinematográfica, con una carrera de amplio espectro, por lo que es respetado por todos los cineastas a nivel internacional.
Hombre que heredó las virtudes de su legendario padre, que se caracterizaba por ser un estupendo cineasta, fue un hombre estricto y apasionado, que como los hombres de antes, se forjó en la revolución mexicana.
En 1930 vivió una experiencia que marcó notablemente su carrera como creador: su estancia en Estados Unidos, coincidió con la llegada a dicho país de Sergei Eisenstein (director de cine ruso).
Acudió a las proyecciones privadas de sus cintas y, El acorazado Potemkin lo impresionó sobre manera, revelándole una forma y estética distintas a las utilizadas en Hollywood
México lo tiene tatuado en la piel, de tal manera que hasta daría la vida pos su patria, prueba de ello, es el legado que nos dejó en sus películas, que exaltan lo patriótico y la idiosincracia en cada una de sus tramas.
Hombre meztizo como todo México, adquirió de su madre de origen Kikapú, (indígenas del norte de México), ubicados en Sonora principalmente, heredó las creencias y costumbres, afianzando de esa manera, su amor por las raíces culturales.
Como olvidar esas joyas que glorificaron a actores como Dolores de Río, María Félix o Pedro Armendáriz, en magníficas películas como "María Candelaria", "Flor Silvestre", "La perla", "Río escondido", "Maclovia" y "Pueblerina".
Solo son una muestra del movimiento cultural nacionalista que tuvo lugar en las décadas del siglo XX, situándolo como uno de los directores más importantes del hermoso cine mexicano.
Cada filme era un retrato de México, fiel y hermoso, sus casas, vestuario, costumbres, lenguaje, paisajes hermosos, internacionalizando los afiches nacionales para deleitar al mundo entero.
A este hombre que se le reconoció internacionalmente por ser el típico macho mexicano, nació un 26 de marzo de 1904 en Coahuila, México, norte del país, que se caracteriza por su aridez, y el carácter fuerte de sus personas, así como de su noble corazón.
Abandonó el colegio para servir en la Revolución Mexicana e influenciado por su padre, un coronel del Ejército, ingresó al Colegio Militar, donde ascendió hasta el grado de coronel.
Por lo que no ha de extrañarnos, porque conoce tan bien las carácterísticas de la revolución, ya que participó en la rebelión contra Álvaro Obregón, acción, que lo llevó a prisión a muy temprana edad.
Al poco tiempo de estar encerrado, el rebelde se escapó y viajo al país vecino para trabajar en lo que pudiera, hasta llegar a ser un ayudante y hasta bailarín de los extras hollywoodenses.
Hasta que le llegó su momento de suerte al personificar a “Zirahun”, en el filme de Carlos Navarro titulado “Janitzio”, que fue su catapulta al mundo del cine mexicano. Esta película se estrenó en el año 1934.
Tras este largometraje, descubrió la belleza mexicana y su interés por la naturaleza y la fotografía. Años más tarde consiguió algo que ningún director mexicano hasta entonces había logrado: "crear una estética propia".
Lo demás es historia, pero basta decir que este hombre forjó los cimientos de la época dorada del cine mexicano, y que sin él, las joyas que hoy conocemos no existirían en los archivos, así como la gloria de muchos actores que vieron la fama por su dirección.
El Indio Fernández, fue reconocido en el mundo entero, y como ejemplo, recordemos su obra maestra "María Candelaria" que elevó su posición al grado de recibir el Gran Premio de la Crítica (Ex aequo) del Festival de Cannes, colocándose al nivel de otras importantes producciones mundiales.
Posteriormente el filme fue galardonado a nivel internacional, al igual que la belleza de Dolores del Río, protagonista del film, que no pasó desapercibida en el exigente mundo Hollywoodense.
Venecia, Estados Unidos, Canadá, Francia, Rusia y hasta China, con los países que conocieron al México, que muchos extranjeros creen que existe: esos charros a caballo que se pelean a pistolazos por la dama más bella.
A los 82 años de edad, su cuerpo murió el 6 de agosto de 1986, pero su legado jamás, Honor a quién Honor merece, y nunca acabará de hacerlo…
Si quieres hablar del cine mexicano, solo basta con nombrar al Indio Fernández, que tiene una amplia trayectoria cinematográfica, con una carrera de amplio espectro, por lo que es respetado por todos los cineastas a nivel internacional.
Hombre que heredó las virtudes de su legendario padre, que se caracterizaba por ser un estupendo cineasta, fue un hombre estricto y apasionado, que como los hombres de antes, se forjó en la revolución mexicana.
En 1930 vivió una experiencia que marcó notablemente su carrera como creador: su estancia en Estados Unidos, coincidió con la llegada a dicho país de Sergei Eisenstein (director de cine ruso).
Acudió a las proyecciones privadas de sus cintas y, El acorazado Potemkin lo impresionó sobre manera, revelándole una forma y estética distintas a las utilizadas en Hollywood
México lo tiene tatuado en la piel, de tal manera que hasta daría la vida pos su patria, prueba de ello, es el legado que nos dejó en sus películas, que exaltan lo patriótico y la idiosincracia en cada una de sus tramas.
Hombre meztizo como todo México, adquirió de su madre de origen Kikapú, (indígenas del norte de México), ubicados en Sonora principalmente, heredó las creencias y costumbres, afianzando de esa manera, su amor por las raíces culturales.
Como olvidar esas joyas que glorificaron a actores como Dolores de Río, María Félix o Pedro Armendáriz, en magníficas películas como "María Candelaria", "Flor Silvestre", "La perla", "Río escondido", "Maclovia" y "Pueblerina".
Solo son una muestra del movimiento cultural nacionalista que tuvo lugar en las décadas del siglo XX, situándolo como uno de los directores más importantes del hermoso cine mexicano.
Cada filme era un retrato de México, fiel y hermoso, sus casas, vestuario, costumbres, lenguaje, paisajes hermosos, internacionalizando los afiches nacionales para deleitar al mundo entero.
A este hombre que se le reconoció internacionalmente por ser el típico macho mexicano, nació un 26 de marzo de 1904 en Coahuila, México, norte del país, que se caracteriza por su aridez, y el carácter fuerte de sus personas, así como de su noble corazón.
Abandonó el colegio para servir en la Revolución Mexicana e influenciado por su padre, un coronel del Ejército, ingresó al Colegio Militar, donde ascendió hasta el grado de coronel.
Por lo que no ha de extrañarnos, porque conoce tan bien las carácterísticas de la revolución, ya que participó en la rebelión contra Álvaro Obregón, acción, que lo llevó a prisión a muy temprana edad.
Al poco tiempo de estar encerrado, el rebelde se escapó y viajo al país vecino para trabajar en lo que pudiera, hasta llegar a ser un ayudante y hasta bailarín de los extras hollywoodenses.
Hasta que le llegó su momento de suerte al personificar a “Zirahun”, en el filme de Carlos Navarro titulado “Janitzio”, que fue su catapulta al mundo del cine mexicano. Esta película se estrenó en el año 1934.
Tras este largometraje, descubrió la belleza mexicana y su interés por la naturaleza y la fotografía. Años más tarde consiguió algo que ningún director mexicano hasta entonces había logrado: "crear una estética propia".
Lo demás es historia, pero basta decir que este hombre forjó los cimientos de la época dorada del cine mexicano, y que sin él, las joyas que hoy conocemos no existirían en los archivos, así como la gloria de muchos actores que vieron la fama por su dirección.
El Indio Fernández, fue reconocido en el mundo entero, y como ejemplo, recordemos su obra maestra "María Candelaria" que elevó su posición al grado de recibir el Gran Premio de la Crítica (Ex aequo) del Festival de Cannes, colocándose al nivel de otras importantes producciones mundiales.
Posteriormente el filme fue galardonado a nivel internacional, al igual que la belleza de Dolores del Río, protagonista del film, que no pasó desapercibida en el exigente mundo Hollywoodense.
Venecia, Estados Unidos, Canadá, Francia, Rusia y hasta China, con los países que conocieron al México, que muchos extranjeros creen que existe: esos charros a caballo que se pelean a pistolazos por la dama más bella.
A los 82 años de edad, su cuerpo murió el 6 de agosto de 1986, pero su legado jamás, Honor a quién Honor merece, y nunca acabará de hacerlo…
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