El cineasta español Luis Buñuel, fue tema de análisis y debate, en destacada mesa redonda, donde los encargados de analizar sus filmes fueron los académicos Luis Cecereu y David Vera-Meiggs.
“Una de las cosas que más sorprende, cuando se aprecia de cuerpo entero la filmografía de Luis Buñuel, es la coherencia asombrosa de sus motivaciones creativas, su estilo y su distanciada concepción de la puesta en escena, en contextos culturales y de producción tan diversos”, comenta el coordinador de la retrospectiva de Luis Buñuel, Felipe Blanco.
Las conferencias y exposiciones fílmicas, se dieron a cabo en la Sala de Cine de la Pontificia Universidad Católica de Chile, contando con innumerables películas que el director produjo en España, México y Francia.
El director surrealista es admirado por todo el mundo, tema que se discutió en la mesa redonda titulada: “Los caminos de Buñuel”, donde Cecereu recalcó: “Con Buñuel el cine se abre a temas y a imágenes que eran bastante inusuales: bastante erotismo, desnudos frontales y situaciones violentas. Estos van a ser los temas que van a ser recurrentes en Buñuel, que luego tocarán otros directores que es la relación entre el sexo y la muerte, que se encadenan con el modelo surrealista”.
Se compara a menudo a Luis Buñuel con directores de la talla de Felinni, por tener amplio contenido onírico y surrealista en sus filmes, inclusive con el maestro del suspence Alfred Hitchcock.
“Tanto Buñuel como Hitchcock logran articular el discurso de sus temores, ansias, deseos ocultos y de sus pulsiones con una sinceridad tal, que podemos reconocer sus frustraciones personales y las nuestras. Ninguno de los dos ama los símbolos, porque era una traducción convencionalizada de aquello que no se puede decir o de lo que no se puede mostrar. Lo interesante es ver que la re-inversión de ellos mismos se traduce en que si no hay símbolos en la obra de Buñuel es porque las imágenes que construyen sus películas no requieren de subterfugios, de tropos, ni de estrategias de disimulo. Una pierna cortada es una pierna cortada y nada más”, recalcó Meiggs.
“Es una forma de realismo pero crudo, que no conoce la piedad emotiva italiana, ni el naturalismo analítico francés. Es lo grotesco. Buñuel pudo transportar Europa a México, y supo sacar de lo propiamente mexicano mucho de lo que su propia cultura española había perdido”, explicó Vera-Meiggs al referirse a la etapa mexicana del director.
“Las cosas funcionaban en una lógica que los actores nunca terminaban de entender. En Belle de Jour los actores parecen autómatas, ninguno actúa con tal o cual intención. Pero entendemos la inquietud de ese mundo sin estar representado. Y eso es realismo esperpéntico de la mejor tradición española y era ahí donde se anidaba toda la fantasía desbordante de Buñuel”, concluyó, el exponente, al describir al magnífico maestro que cambió el cine español para siempre.
“Una de las cosas que más sorprende, cuando se aprecia de cuerpo entero la filmografía de Luis Buñuel, es la coherencia asombrosa de sus motivaciones creativas, su estilo y su distanciada concepción de la puesta en escena, en contextos culturales y de producción tan diversos”, comenta el coordinador de la retrospectiva de Luis Buñuel, Felipe Blanco.
Las conferencias y exposiciones fílmicas, se dieron a cabo en la Sala de Cine de la Pontificia Universidad Católica de Chile, contando con innumerables películas que el director produjo en España, México y Francia.
El director surrealista es admirado por todo el mundo, tema que se discutió en la mesa redonda titulada: “Los caminos de Buñuel”, donde Cecereu recalcó: “Con Buñuel el cine se abre a temas y a imágenes que eran bastante inusuales: bastante erotismo, desnudos frontales y situaciones violentas. Estos van a ser los temas que van a ser recurrentes en Buñuel, que luego tocarán otros directores que es la relación entre el sexo y la muerte, que se encadenan con el modelo surrealista”.
Se compara a menudo a Luis Buñuel con directores de la talla de Felinni, por tener amplio contenido onírico y surrealista en sus filmes, inclusive con el maestro del suspence Alfred Hitchcock.
“Tanto Buñuel como Hitchcock logran articular el discurso de sus temores, ansias, deseos ocultos y de sus pulsiones con una sinceridad tal, que podemos reconocer sus frustraciones personales y las nuestras. Ninguno de los dos ama los símbolos, porque era una traducción convencionalizada de aquello que no se puede decir o de lo que no se puede mostrar. Lo interesante es ver que la re-inversión de ellos mismos se traduce en que si no hay símbolos en la obra de Buñuel es porque las imágenes que construyen sus películas no requieren de subterfugios, de tropos, ni de estrategias de disimulo. Una pierna cortada es una pierna cortada y nada más”, recalcó Meiggs.
“Es una forma de realismo pero crudo, que no conoce la piedad emotiva italiana, ni el naturalismo analítico francés. Es lo grotesco. Buñuel pudo transportar Europa a México, y supo sacar de lo propiamente mexicano mucho de lo que su propia cultura española había perdido”, explicó Vera-Meiggs al referirse a la etapa mexicana del director.
“Las cosas funcionaban en una lógica que los actores nunca terminaban de entender. En Belle de Jour los actores parecen autómatas, ninguno actúa con tal o cual intención. Pero entendemos la inquietud de ese mundo sin estar representado. Y eso es realismo esperpéntico de la mejor tradición española y era ahí donde se anidaba toda la fantasía desbordante de Buñuel”, concluyó, el exponente, al describir al magnífico maestro que cambió el cine español para siempre.
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