No cabe duda que el cine puede hacernos adentrarnos tanto en la trama que puede marcarnos para siempre las vidas, y aunque suene a exageración, las mentes son como esponjas que absorben todo, por lo que a continuación les presentamos dos de las películas más sugestivas del mundo del cine de terror.
El exorcista (1973): Esa maldita musiquita que nos pone los nervios de punta anunciando el peor de los entes…no me pidan decir su nombre…El exorcista es quizá la película que más histerias y sugestiones ha sacado, ya que era la primera vez que se plasmaba (de esa amnera) la idea de una posesión demoniaca, y ni que hablar de los efectos visuales, que revolucionaron el mundo del cine.
La película, más allá de ser taquillera, causó gran poémica a nivel mundial, por ser prohibida por la iglesia católica, por sus fuertes escenas y blasfemias.
"Es una parábola del cristianismo, de la eterna lucha entre el bien y el mal” según el comentario de William Friedkin el director del film.
Película basada en el libro del mismo nombre, por el escritor William Peter Blatty, fue un éxito de taquilla, que causó desmayos, debates, prohibiciones, pero eso sí, muchos, pero muchos dólares.
El bebé de Rosemary (1968): Una de las películas más fuertes del género de terror en el mundo del cine, a cargo de Roman Polanski, que en un corto tiempo, sufriría las consecuencias de un asesino en serie.Pero esa es otra historia.
El bebé de Rosemary, narra la horrible historia de un actor mediocre que vende su alma al diablo a cambio de fama, por lo que también se compromete a darle un hijo..¿Quién creen que es la madre? Pues nada más y nada menos que Mia Farrow, quién recibió amenazas durante el rodaje…Película horrible, que muestra con certeza el mundo de la brujería y las sectas, como nadie lo había hecho.
Una leyenda urbana, dice que por eso mataron a la esposa del director del filme Sharon Tate, por la peligrosa secta liderada por Charles Manson.
Cierto o no, el bebé de Rosemary es un clásico, al igual que el exorcista, que plasma un cine hecho con inteligencia, en la que un buen guión y excelente dirección, hacen del séptimo arte algo inolvidable.
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