"Molly, no te imaginas. . . cuanto amor me llevo"
Sam
Hoy es viernes de clásicos, y dadas las tristes noticias del fallecimiento de Patrick Swayze evocaremos este film que se ha convertido en uno de los clásicos del romance, en donde un fantasma regresa a ajustar cuentas con sus asesinos y a despedirse de Molly (Demi Moore), el amor de su vida.
De entrada, el argumento suena muy fantástico, pero es una película donde se cierran ciclos y te conmueve hasta la médula, pues moqueas hasta el cansancio y te atacas de la risa por las ocurrencias de Oda Mae Brown interpretada por Whoopi Goldberg que le valió el Oscar como actriz de reparto.
El dilema es sencillo pero difícil de ejecutar, Sam es asesinado y despierta fuera de su cuerpo, por lo que anda vagando en busca de soluciones y aclaraciones, una de ellas es darse cuenta que su mejor amigo lo traicionó, y la otra es despedirse de Molly y decirle que la ama, pues nunca pudo… su respuesta siempre era Ídem= igualmente en latín.
Para comunicarse utiliza a la pseudo médium Oda Me Brown que es una charlatana que saca dinero de la superstición de la gente, hasta que escucha a un fantasma de verdad, por lo que el miedo y su evolución hacia convertirse en una buena persona son geniales.
Con diálogos melosos y hollywoodescos, este filme te servirá para hacer catarsis y escuchar uno de los mejores soundtracks del cine. En memoria de Patrick Swayze, “Ghost: la sombra del amor” tiene que ir acompañada de una caja de Kleenex.
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