22 de enero de 2010

El Piano de Jane Campion (1993)


"No he hablado desde que tenía seis años. Nadie sabe por qué, ni siquiera yo. Mi padre dice que es un talento misterioso que poseo y que el día que se me meta en la cabeza dejar de respirar, será mi último día"
Ada

Ada....Ada...Soy infeliz. Porque...te deseo. Porque mi mente no puede pensar en otra cosa más que en ti. Por eso sufro. Estoy..estoy enfermo de deseo. No como, no duermo...así que si has venido y no sientes algo por mí...mejor vete....Vete....Vete..Sal de aquí...¡¡Marchate!!
George

La hermosa música de Michael Nyman y la gran dirección de Jane Campion, hacen de El Piano una delicia cinematográfica, con paisajes sombríos y el amor fraternal incondicional de una hija hacia su madre son los ingredientes principales de este ya clásico del cine.

Una pianista muda que se muda con su hija a un lugar apartado de la sociedad, al continente Australiano, Nueva Zelanda para ser exactos, en pleno siglo XIX, donde un piano es el hilo conductor entre las historias.

Ada McGrath (Holly Hunter), cuyo padre la vende en matrimonio a un hombre, Alistair Stewart (Sam Neill), y es enviada junto con su joven hija Flora (Anna Paquin) y su piano a vivir con él a Nueva Zelanda. Ada no ha dicho una palabra desde hace años, sustituyendo su voz por la música del piano, mientras que su hija le sirve de traductora en su comunicación a través del lenguaje de signos. Hasta que aparece George Baines (Harvey Keitel), a pedirle clases de piano, es cuando aparece un apasionado romance que les hará perder la razón.

Ganadora de la Palma de Oro como Mejor película, esta joya ganó además 3 Premios de la Academia: Mejor Actriz Holly Hunter, Mejor actriz de reparto Anna Paquin (la segunda más joven en obtener la estatuilla) y Mejor Guión Original.

La relación entre Ada y George se torna peligrosa, pues es la viva imagen de lo prohibido, donde una mujer es vendida, donde el machismo impera, donde siempre hay una esperanza para estas mujeres que aparentan vulnerabilidad y desespero, pero que demuestran todo lo contrario…

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