El personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, es sin duda, uno de los mejores detectives de todos los tiempos, famoso por sus inteligentes deducciones e innumerables y exitosos casos resueltos, Sherlock Holmes que ha aparecido en 4 novelas y 56 relatos de ficción, hoy en este 2010, es representado dignamente por Robert Downey Jr.
Tras un caso completamente distinto a los ya establecidos, Holmes buscará a como de lugar con la verdad de todo, en el que la película pone a la magia negra y al espiritismo como una charlatanería merecedora de ser desenmascarada.
Bien por rescatar el razonamiento deductivo del detective más excéntrico y egocéntrico de la tierra, además de refrescar a los personajes como seres más juveniles y descarados, vemos a un Robert cínico y desvergonzado pero con inteligencia aguda, y a un Doctor Watson interpretado por Jude Law como un ser más razonable y en sus cabales, algo parecido a Dr. House y Doctor Wilson, pues para quienes no sepan, los personajes de esta serie de televisión están basados en estos detectivescos seres.
El único pero que se le puede poner a la historia es sin duda alguna la caricaturesca aparición del villano, Lord Blackwood, un ser atormentado y enajenado que manipula a las masas con charlatanerías dignas de cualquier buen alquimista, lo malo, el parecido a Drácula con su vestuario sobrio y peinadito con piquito en la frente.
Un Londres sombrío y corrupto que nos evoca a Jack el destripador, asesinatos brutales y un poco de exageración en las peleas y los golpes, que convierten a Holmes más en súper héroe que en ser racional y despectivo.
Todo lo demás, su carácter, su desfachatez, como toca el violín, su pipa inseparable y ese maldito ejercicio mental constante, son la perfecta encarnación en Robert Downey Jr. Y Jude Law, con una dirección dinámica y música que te lleva a la trama de manera apabullante, excelente manera de divertirse en el cine. Recomendable.
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