17 de octubre de 2010

An Affair to Remember (1957) de Leo McCarey.


"El edificio Empire State es la cosa más cercana el cielo en esta ciudad... ¡Y no fue culpa de nadie, solamente mía! Estaba mirando hacia arriba, a esa cosa más cercana al cielo sabiendo
¡que tú estabas ahí!" - Terry McKay le confiesa a Nickie Ferrante en An Affair to Remember.


En la tradición de las películas románticas, ésta entra al top 10 de aquellas que no podemos dejar de ver.

Balanceó la fórmula perfecta, mucho antes de que se descubriera y explotará incansablemente por los estudios de Hollywood y tiene sello de garantía, pues quién la vea sucumbirá a la magia que ha encantado durante generaciones.

Las razones técnicas sobran: tenemos un guión original con escenas románticas que en ese entonces eran innovadoras; a dos estrellas (en toda la extensión de la palabra): Cary Grant y Deborah Kerr que tienen buena química en pantalla y que entregan actuaciones fieles, sin pretensiones o intensiones ocultas - algo que es muy común entre los protagonistas de las cintas de este género - pero que en esta ocasión no tenemos que padecer.

Pero la cereza en el pastel es su aportación a la cultura popular: ¿qué puede ser más romántico que citar al amor de tu vida en la cima del Empire State? Sí, con esta cinta empezó la tradición de reencontrar parejas enamoradas en lugares icónicos.

¿Recuerdan la cita que tuvieron Meg Ryan y Tom Hanks en "Sleepless in Seattle"? ¿Justo en la cima del edificio antes mencionado, la noche del 14 de febrero? An Affair to Remember es la inspiración para esta cinta que catapultará a la cima de la taquilla a la dupla Ryan-Hanks. ¿La razón del merecido homenaje? Claramente existen pocas situaciones más románticas que las que se representan Grant - Kerr en este clásico.

En por lo menos media docena de filmes - desde Hollywood a Bollywood - se ha recordado a este filme, que curiosamente es un remake de la historia original titulada "Love Affair" del 1939 protagonizada por Irene Dunne y Charles Boyer y que tiene el mismo encanto pero que fue inevitablemente remplazada por su sucesora, la cual gozó de mayor fama.

Años después, otra pareja dorada de Hollywood, los talentosos Warren Beatty y Anette Bening harían un remake - un tanto insípido- de la historia que contaría con la última aparición en pantalla de la legendaria actriz Katherine Hepburn.

Tanto ha sido su impacto que hasta Dan Brown, escritor de "Da Vinci Code" y "Angels and Demons" - por cierto ambas adaptaciones en pantalla protagonizadas por Tom Hanks - escribe en ésta última novela que el protagonista Robert Langdon, ha citado a sus parejas femeninas en la cima de edificios icónicos a dónde él nunca acude porqué ninguna le ha convencido lo suficiente.

Cómo podemos ver, es una historia que trae buena fortuna a sus protagonistas, que deja inmemorables recuerdos a los espectadores y que te devuelve o reafirma las ganas de creer en los finales felices. Todo en exactamente 2 horas.

La trama dicta que un playboy, un soltero encantador y devoto de las artes conoce a una hermosa e interesante mujer a bordo de un barco con rumbo a Europa desde Nueva York. Ambos entablan rápidamente una amistad con sentimientos profundos que comienzan a intensificarse conforme pasan más tiempo juntos. Él, Nicky, aprovecha una de las paradas que hace el barco en la Costa Mediterránea para presentar a Terry con su adorable abuela y ella reconoce en la pareja, al amor verdadero que llega solamente una vez en la vida.

Todo marcha de maravilla para los tórtolos, con un pequeño inconveniente: ambos están comprometidos con otras personas. Por lo que deciden esperar para estar juntos, hasta que ambos estén libres.

Deciden que al regresar a Nueva York, se tomarán 6 meses para arreglar sus asuntos y se verán - por primera vez en todo ese tiempo - en el último piso del edificio Empire State. Si alguno de los dos no se presenta, el otro comprenderá que reconsideró la situación y aceptará, sin rencores o reclamos, la decisión tomada.

Vemos pasar los 6 meses con ansiedad y anhelo, igual que los personajes quiénes han decidido cortar contacto para no presionar al otro. Finalmente llega el gran día: lo vemos a él llegar antes de la hora pactada, ansioso, feliz y nervioso con un regalo envuelto para su amada. La vemos a ella, envuelta en un abrigo que la protegerá de la inminente lluvia que amenaza la ciudad, desesperada y sonriente cuando se baja del taxi y atraviesa corriendo las calles para llegar a su cita con el destino.

Pero algo ocurre y Nicky espera toda la noche, bajo la lluvia, pero Terry nunca aparece. ¿Será que se arrepintió? ¿Se encontró con alguien? ¿Habrá ocurrido algo? Ambos pactaron no cuestionar la decisión del otro así que Nicky decide dejar el asunto por la paz. Está a punto de convencerse de qué todo fue un arrebato cuando vuelve a ver a Terry justo antes de Navidad. Y en una mirada, ambos se dicen todo: todavía se aman. ¿Entonces qué ocurrió? ¿Por qué no llegó ella a su cita? Eso será lo que tendrán que resolver, a pesar de que su orgullo, el dolor que solo los enamorados sienten y el dichoso trato de no cuestionarse que hicieron se pongan en su camino.

No es necesario decir más, para los románticos empedernidos, si alguna vez seguirán una recomendación ciegamente, que sea ésta. Déjense atrapar por ese sortilegio que nos ha encantado generación tras generación. Eso sí, alisten una caja de pañuelos desechables, hay lágrimas garantizadas y la esperanza de un final feliz al otro lado del arco iris.

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