Este clásico de clásicos no puede pasar desapercibido en una videoteca cinéfila, pues ha pasado a la historia como una severa crítica al capitalismo salvaje y a los modos de producción en los que el hombre ha perdido humanidad y autonomía.
Como ser alienado e idiotizado, el pobre de Charlot (Chaplin) pasa su vida en una industria de acero perdiendo la razón y extenuado por su trabajo, por lo que pasará en un hospital recuperándose y al salir, lo meten a la cárcel por participar en una manifestación de la cual ni tiene vela en el entierro.
Pobreza, desesperación y un agridulce humor característico de Chaplin con bastante compasión, son los ingredientes de este filme digno de coleccionar, además de que es el único donde se escucha su voz cantando una letra inventada en varios idiomas.
El comediante más grandioso que ha tenido Inglaterra en esta comedia característica de él, la despedida del mundo de celuloide de Charlot, la crítica a la cultura industrial y un grito a los derechos humanos del hombre.
Chaplin es quizá, el único que tuvo los pantalones para denunciar a manera de chiste, tanta barbaridad en la política aunque haya sido tachado de comunista y vetada en la Alemania Nazi, la Italia Fascista y la Unión Soviética, lo cual demuestra que les dolió bastante… incluído el mismísimo Hitler…ups, pero eso ya es otra historia.
Como ser alienado e idiotizado, el pobre de Charlot (Chaplin) pasa su vida en una industria de acero perdiendo la razón y extenuado por su trabajo, por lo que pasará en un hospital recuperándose y al salir, lo meten a la cárcel por participar en una manifestación de la cual ni tiene vela en el entierro.
Pobreza, desesperación y un agridulce humor característico de Chaplin con bastante compasión, son los ingredientes de este filme digno de coleccionar, además de que es el único donde se escucha su voz cantando una letra inventada en varios idiomas.
El comediante más grandioso que ha tenido Inglaterra en esta comedia característica de él, la despedida del mundo de celuloide de Charlot, la crítica a la cultura industrial y un grito a los derechos humanos del hombre.
Chaplin es quizá, el único que tuvo los pantalones para denunciar a manera de chiste, tanta barbaridad en la política aunque haya sido tachado de comunista y vetada en la Alemania Nazi, la Italia Fascista y la Unión Soviética, lo cual demuestra que les dolió bastante… incluído el mismísimo Hitler…ups, pero eso ya es otra historia.
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