13 de agosto de 2010

Gigi, de Vincente Minnelli (1958)

Ustedes me creen tonta e ingenua, pero no quiero esa vida para mí, ¿Por qué no quieres estar conmigo Gigi? Porque cuando te hartes de mi, pasaré a la cama de otro hombre…

Gigi y Gastón

Leslie Caron (Gigi) y Maurice Chevalier (Gastón), hacen una dupla inolvidable en la pantalla con esta historia que desde que la comienzas a ver, pinta inocente, pero lejos de eso, la trama es escabrosa y con un mensaje fuerte de fondo.

Como en el Hollywood de antaño, el sexo, las perversiones y todo lo oscuro estaba implícito en la historia, con un caché impresionante y lejos de ser morboso y de mal gusto, así es Gigi.

Bajo la premisa de un Paris de fin de siglo, Gastón Lachaille es un rico vividor igual que su tío Honore, una vida llena de lujos, mujeres y titulares en los periódicos que muchos envidian, pero que visto desde adentro se comienza a tornar aburrido y degradante.

La única diversión es cuando visita a una vieja amiga de su tío, Madame Alvarez, una ex cortesana que educa a su nieta Gigi lo mejor que puede, pues su tía con sus ambiciones y la indiferencia de su madre concertista, dejan la crianza en manos de la abuela.

El papel de Leslie Caron te convence de ser una mocosa malcriada y llena de vida, hasta que su transformación en mujer, la tía y la abuela suponen que Gastón la quiere proteger, conviertiéndola en una cortesana que puede sacar mejor provecho de él, pero nadie contaba que Gigi tiene la dignidad bien puesta y que el esta profundamente enamorado de ella, dándose cuenta en el proceso.

Ganadora de 9 premios de la Academia incluyendo Mejor película, Mejor director, Mejor fotografía, guión original, vestuario, decoración, banda sonora, canción original, música y edición, Gigi es un clásico delicioso que debes de tener.

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