Rosamund Pike demostró su vena actoral: logró el cometido de odiarla y requeté odiarla con este papel, ya no fue mi dulce Jane Bennet de Orgullo y Prejuicio, ahora la vemos transformada en una manipuladora sin precedentes…
Gone Girl es una crítica al sistema judicial estadounidense, a los medios de comunicación que muy inteligentemente, comieron de la mano de la esposa secuestrada, una muestra de lo patológica que puede ser una relación y una persona que sabe lo que hace y que maneja al cuarto poder a su antojo.
La receta perfecta: dales lo que quieren ver: morbo, amor, sexo y un ingrediente de violencia con perdón, un argumento bastante complejo en el que el personaje exquisitamente interpretado por Pike, te dejan ver una mente brillante y retorcida. Guau, te extrañábamos a David Fincher.
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