La nueva tragicomedia de Woody Allen Blue Jasmine, se asemeja a la canción de Bob Dylan Like a Rolling Stone, una mujer adinerada que de repente se ve en la necesidad de trabajar y afrontar su realidad, un drama con una sensación agridulce y quijotesca en donde la protagonista deja de ser odiable para darle paso a la ternura.
Cate Blanchett se merecía el Golden Globe con este papel, una mujer neurótica y atormentada por un marido negligente que hace dinero a expensas de los demás; de hecho, Woody Allen no es la primera vez que critica el mundo de la gente millonaria; aquí chocan dos modus vivendus: una hermana que elige una vida mediocre, educación nula y simplista y la otra escoge su burbuja para vivir fuera de su realidad y cómodamente.
Dos formas desequilibradas de ver la vida, a veces cómico, a veces triste, en este film que desencadena en un muy desesperanzador final, donde no hay parámetros de cordura en ninguna de las dos partes, salvo el personaje secundario del hijo adoptivo.
Vean el filme, sin embargo no esperen a ver algo como Alice (1990), pues Jasmine es la encarnación de la locura y la debilidad.
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