El británico Steve McQueen apuesta a la temática de esclavitud en Estados Unidos. Un drama crudo y sin escrúpulos que demuestra el odio y marginación hacia el pueblo afroamericano visto desde la perspectiva de un hombre que no estaba acostumbrado a las cadenas y sin embargo, fue casi quebrado lentamente.
El odio irracional de la gente del sur y la mente avanzada del pensamiento yanqui es una temática muy masticada en Hollywood, el mismo discurso de la injusticia racial y la pobre cerrazón de mente del cristiano blanco.
No puedo negar que el filme es bueno en su esencia y dirección, sin embargo es un tema de más trillado y visto en la pantalla grande.
Una propuesta sin novedad que efectivamente conmueve y da rabia y dolor de estómago, una perspectiva del esclavo quebrado y el neo-esclavo que enfrenta el shock cultural de un trato indigno. Lo malo: tema muy visto. Lo bueno: la dirección, la utilización perfecta de la estética en los planos, diálogos realistas y la desnuda realidad de un sur enajenado, una esclavitud que tenía como estilo de vida la bestialización y deshumanización de la raza afroamericana. Una joya.
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