14 de febrero de 2011

Roman Holliday de William Wyler (1953)

"No he estado nunca a solas con un hombre ni siquiera vestida. En ropa interior es aún mas extraño".

Princesa Anne


Para este día del amor y la amistad un clásico del cine que mandó directo al Oscar a la diva de Hollywood más espigada: Audrey Hepburn, donde su papel protagónico al lado de Gregory Peck en La princesa que quería vivir, la puso en la mira de los mejores directores.

Una comedia romántica de una princesa que escapa al borde de la locura del protocolo y la tirantez propios de la clase monárquica. Una niña que vive sus mejores vacaciones en Roma al lado de un periodista cínico pero de corazón noble.

Quién iba a pensar que “aquella insignificante muchacha” sería una de las divas de Hollywood que impusieran moda con un glamour fuera de lo normal muy diferente a los estándares de belleza de aquel entonces.

La historia es rosa pero realista, con un final digno de una princesa que no se hace castillos en el aire más que en un solo día, una niña que madura rápidamente y se enamora así de esporádicamente.

Un hombre que se enseña a respetar la ética periodística y aprende a amar por primera vez, una situación irreal que los obliga a ambos a seguir con sus funciones sin dejar que la historia se quede con el típico cliché de felices por siempre.

Amor inocente y comicidad típicos de Hepburn, bellos paisajes romanos y diálogos de aquel Hollywood de antaño, un clásico que no deben dejar de ver, menos en este empalagoso día.

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