Muy pocas veces se va al cine a ver filmes que valgan la pena, hace tiempo que vi en cartelera Ágora de Alejandro Amenábar con la garantía de haber visto Mar Adentro y no estaba nada equivocada. Ágora es una oda a la inteligencia en su guión, un homenaje al género femenino pensante y a lo racional.
Quizá mucha gente ignorantemente crea que es un filme de guerra y acción, o que haya pensado que le faltó romanticismo. Definitivamente es el rescate de la biblioteca de Alejandría y a la pasión del saber en aquellos tiempos.
En pleno siglo IV Egipto siendo provincia del Imperio Romano y cayendo en las garras del cristianismo matan (porque eso es matar) obras sagradas de la biblioteca de Alejandría con el afán de hacer “limpieza” destruyen el saber que ahora podría sacarnos de muchas dudas.
Hipatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del mundo antiguo, siendo quizá el único personaje verdaderamente espiritual en un lugar lleno de hipócrita verdad y religiosidad en nombre de Dios.
Amar a Dios es más que rezar y matar en su nombre, ella amaba la sabiduría, la naturaleza y promulgaba con el ejemplo el RESPETO y la TOLERANCIA, algo que en aquellos tiempos y en este jamás estorbará ese mensaje.
Lo malo: su poca exhibición en cartelera comparada con otros churros que venden más pero que dejan menos a la inteligencia. Crítica acertada del fundamentalismo religioso y por supuesto un film para tener en casa.
Quizá mucha gente ignorantemente crea que es un filme de guerra y acción, o que haya pensado que le faltó romanticismo. Definitivamente es el rescate de la biblioteca de Alejandría y a la pasión del saber en aquellos tiempos.
En pleno siglo IV Egipto siendo provincia del Imperio Romano y cayendo en las garras del cristianismo matan (porque eso es matar) obras sagradas de la biblioteca de Alejandría con el afán de hacer “limpieza” destruyen el saber que ahora podría sacarnos de muchas dudas.
Hipatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del mundo antiguo, siendo quizá el único personaje verdaderamente espiritual en un lugar lleno de hipócrita verdad y religiosidad en nombre de Dios.
Amar a Dios es más que rezar y matar en su nombre, ella amaba la sabiduría, la naturaleza y promulgaba con el ejemplo el RESPETO y la TOLERANCIA, algo que en aquellos tiempos y en este jamás estorbará ese mensaje.
Lo malo: su poca exhibición en cartelera comparada con otros churros que venden más pero que dejan menos a la inteligencia. Crítica acertada del fundamentalismo religioso y por supuesto un film para tener en casa.
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